El pasado jueves 28 de enero durante una jornada de campo, encontramos un desagradable hallazgo: un adulto de águila imperial muerto en un pinar de la comarca de Olmedo. Estaba parcialmente comido por la espalda y le faltaba la cola. A unos 100 metros hallamos también un azor muerto. Puestos en contacto con los agentes medioambientales, se presentaron en poco tiempo para levantar acta según el protocolo de venenos, pues las sospechas fueron desde un principio de muerte por envenenamiento. Hechas las actas y recogidos los cadáveres fueron depositados en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid, donde tras la necropsia y a falta de los resultados del Laboratorio Forense de Vida Silvestre de Madrid se confirmaba el envenenamiento, según publican varios medios de comunicación puestos en contacto con la Junta de Castilla y León. Hace pocos días, en un radio de unos 6 Km del punto de aparición de estos cadáveres, se recogieron otro azor y un águila real con la misma apariencia de haber sido envenenados.
Tras este caso y el de hace unos años, en que apareció un juvenil de águila imperial también envenenado en la misma zona, lo tiene difícil esta especie para asentarse en Valladolid, donde cada vez se ven más y, teniendo encuenta que hay parejas instaladas muy cerca y que existe un hábitat adecuado con abundante conejo, es cuestión de tiempo que colonicen nuestra provincia.